Al final del corredor se encuentra la habitación que guarda el último espejo de los arcanos. Es ovalado, limpísimo, rodeado por un marco labrado que semeja una mandorla. Dicen los iniciados que ahí se guardan todas las verdades, todo el conocimiento terreno y celestial.
La palabra espejo proviene de <>: originalmente, especular era observar el cielo y el movimiento de las estrellas con ayuda de un espejo.
Al que logra cruzar el corredor, lo espera el privilegio de ver su propio reflejo: en él reconocerá que todos los mundos imaginados son uno.
— Erika Mergruen, El Mundo. (Vía Alexis Herrera)