“Ahora bien, en los museos de Lina Bo Bardi – así como en sus teatros y, en definitiva, en toda su obra – no hay lugar para espectáculos y, por consiguiente, tampoco hay lugar para espectadores, para esos seres pasivos. Sus obras arquitectónicas “son organismos aptos para la vida” y en ellas las personas son tratadas como “actores” es decir, como seres que tienen el poder de decisión y de transformación de lo existente.”