Presentación
El contexto de escasez de recursos en el que se produce la vivienda económica en Latinoamérica impone ciertas restricciones que entran en crisis cuando el habitante se ve incapacitado para adaptarla al cambio y desarrollo de las necesidades familiares. Esta presión que el usuario impone a su entorno al tratar de superar la escasez inicial obliga a entender la vivienda como parte de un proceso dinámico. El grado de crisis dependerá, entre otras cosas, en qué medida dicha escasez ha calado en el proyecto; cuanto más se haya empobrecido el proyecto, entendido en su sentido más amplio, mayor será la crisis.En el contexto de países con pocos recursos económicos, el esfuerzo de cada habitante debe aprovecharse para conseguir lo que el Estado sólo podría llevar a cabo si dejara de lado tantos otros aspectos del gasto social. Por ello, entender la vivienda como una plataforma de transformaciones permite abordar el problema desde la óptica de un proceso incremental, donde la intervención del habitante puede producir una valorización de la propiedad, el barrio, la propia ciudad y, en última instancia, las inversiones estatales.Sin embargo, no basta simplemente con introducir nuevas nociones considerando la vivienda unifamiliar de un modo aislado; las transformaciones autogestionadas casa a casa generan a su vez una complejidad urbana aportando riqueza y consolidando el tejido urbano. La ciudad entendida como un collage —compuesta no sólo de diferentes intervenciones a gran escala, sino también de un sinfín de transformaciones a escala de la vivienda— fortalece las redes sociales y favorece la integración urbana de los barrios populares; por tanto, la ciudad collage es una ciudad viva, una ciudad compleja.
Fernando García Huidobro, Diego Torres Torriti, Nicolás Tugas.
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